Presidente y Director Ejecutivo de la Fundación Internacional para Sistemas Electorales (IFES)
Entrevista por: Jorge Bravo, editor nacional de la revista Mundo Electoral
- ¿Cuál ha sido el principal reto confrontado desde que asumió el cargo como presidente y director ejecutivo de IFES?
El mayor reto que he confrontado creo que es similar al que han afrontado otras organizaciones democráticas en estos últimos años, y es tener un buen entendimiento de las nuevas amenazas emergentes y cambiantes contra la democracia y, consiguientemente, encontrar formas para contrarrestarlas. Esto es especialmente importante en un contexto de creciente información falsa y desinformación. Todos reconocemos ahora lo abundante que es la informacion falsa y el impacto significativo que tiene no solo sobre la integridad electoral, sino sobre la democracia y la cohesión social. Nadie, ni las grandes empresas tecnológicas, ni los gobiernos, ni las organizaciones de defensa de la democracia como IFES, ha encontrado todavía una forma eficaz de contrarrestar, de forma global, la difusión de la información falsa y la desinformación; ni una manera efectiva de limitar su impacto sobre la integridad electoral y la sociedad en general. Creo que, precisamente, este es uno de los mayores retos a los que se enfrentan hoy y se enfrentarán las sociedades democráticas de todo el mundo la próxima década. Todos tendremos que continuar trabajando muy duro para contrarrestar esta amenaza. Cuando digo todos me refiero a los gobiernos y a las agencias reguladoras, a las empresas tecnológicas, a los medios de comunicación, a las organizaciones de promoción de la democracia, y a organizaciones de la sociedad civil. Tenemos que trabajar juntos para desarrollar enfoques, herramientas, capacidades y estrategias que sean eficaces para neutralizar la propagación y los efectos dañinos de la información falsa y la desinformación en las sociedades democráticas.
- ¿Qué evaluación hace IFES sobre la situación actual de la democracia en América Latina?
América Latina es una región grande y diversa. Como institución sensible a la riqueza étnica, cultural e histórica, una de las cosas con las que siempre nos comprometemos es con comprender el contexto local y nacional en el que trabajamos. No usamos enfoques rígidos, no tenemos una solución preparada desde Washington para ofrecerle a los países de América Latina o de cualquier otra parte del mundo. En 35 años de existencia, hemos acumulado una gran experiencia regional en América Latina, así como en otras regiones. Cuando IFES trabaja en un país o considera la posibilidad de trabajar en un país, nuestros expertos regionales analizan el contexto para entender la naturaleza de las amenazas a la democracia y a las elecciones, así como para identificar dónde están las oportunidades y dónde IFES puede agregar valor para nuestros socios. Nosotros diseñamos nuestro trabajo sobre la base de este entendimiento del contexto nacional, por lo que es un poco difícil proporcionar una evaluación de la democracia en América Latina que no sea general por naturaleza.
En algunos países, la democracia va bien. En otros, el estado de la misma se ha degradado en diversos grados, y en otros, como Nicaragua, Venezuela y Cuba, los regímenes imperantes no reúnen las características de una democracia.
Países como México y Brasil, que han sido democracias fuertes, enfrentan algunas amenazas y embestidas fuertes. Todavía son democracias, pero hay esfuerzos para debilitar algunos pilares de la democracia en estos países. En términos generales, el estado de la democracia es una situación que evoluciona; bajo estas condiciones, y desde nuestro punto de vista, IFES observa con mucha atención la situación particular de cada país.
- ¿Cuál es la evaluación en general de IFES sobre los sistemas electorales de América Latina?
Es difícil identificar características comunes en los sistemas electorales de los países latinoamericanos. Los sistemas electorales varían mucho de un país a otro en la región. Se pueden ver puntos fuertes en algunos países que son pilares realmente buenos de los sistemas democráticos. México, por ejemplo, ha tenido instituciones y sistemas electorales muy sólidos. Asimismo, Brasil ha tenido por muchos años un sistema institucional y electoral robusto, incluyendo el uso de tecnología electoral. Otros países se enfrentan a retos más serios y no han respondido de manera consistente a lo largo de los años. En sus sistemas electorales utilizan procesos y normas diferentes, ya sean las leyes de tecnología o la transmisión de resultados. Cada vez que se adopta un nuevo sistema, hay nuevos desafíos, así que realmente existe un panorama muy variado en la región. A través del trabajo de IFES en diferentes países de América Latina, hemos acumulado experiencias y elementos que nos permiten una muy buena comprensión de lo que tiende a funcionar y lo que no, de modo que diseñamos programas adaptados a cada condición particular, en respuesta a las necesidades específicas de cada país.
- ¿Qué opinión le merece la entrada de algunos “outsiders” en la política latinoamericana?
Los “outsiders” han jugado un papel en las elecciones de sistemas democráticos en países de todo el mundo, de forma intermitente, a lo largo de muchos años. Muchas personas que llegaron a ser líderes prominentes, presidentes, primeros ministros, fueron personas ajenas a la política en algún momento, así que no creo que este fenómeno sea exclusivo de América Latina o de este momento en la historia. Creo que lo que estamos viendo en algunos países latinoamericanos es la desilusión y la frustración del electorado con la desigualdad, la inseguridad, la falta de oportunidades económicas, la corrupción y la impunidad, y con la persistencia de estos problemas año tras año. Es bastante comprensible que la gente se desencante con los políticos que han estado a cargo y que no han aportado soluciones. Esto crea un espacio para los “outsiders” y para nuevos partidos políticos. Es muy importante para la estabilidad democrática que los gobiernos, una vez elegidos, se enfoquen realmente en satisfacer las necesidades y expectativas de su electorado – algo que IFES reconoce es crucial. Como tal, esta reflexión está incluida en nuestra declaración de misión: “Juntos, construimos democracias resilientes para el beneficio de todos.” No se trata solo de lograr que los gobiernos sean elegidos a través de procesos democráticos, sino que se desempeñen democráticamente y cumplan con las expectativas y necesidades de su población.
Es muy importante para la estabilidad democrática que los gobiernos, una vez elegidos, se enfoquen realmente en satisfacer las necesidades y expectativas de su electorado
- ¿Hay alguna señal que representa una amenaza de colapso para los sistemas electorales de la región?
Últimamente se ha escrito buena literatura sobre las señales de advertencia del colapso democrático o del retroceso democrático. No hay una fórmula exacta, pero ciertamente los ataques contra instituciones independientes, como las comisiones u organismos electorales, constituyen una seria señal de alarma. Sustituir a jueces por secuaces políticos que van a ser leales al líder en vez de a las leyes del Estado es una señal de alerta grave. Esto pone en riesgo la independencia de los organismos electorales y de los organismos anticorrupción, altamente relevantes para una democracia sana. Otras señales de alerta son la reducción de recursos presupuestales y los ataques retóricos contra estas instituciones, como cuando un líder ataca su legitimidad y procura debilitar la confianza ciudadana en estos organismos y en el trabajo que llevan a cabo, como la organización profesional e imparcial de las elecciones. Estamos viendo este tipo de tácticas por parte de líderes no solo en América Latina, sino en otros países del mundo, incluida Norteamérica. Estas son señales de advertencia a las que hay que prestar mucha atención, particularmente cuando hay más de una o dos y ocurren en serie. Cuando esto sucede, aquellos que creen en la democracia y apoyan a la gente del país donde estas señales se están viendo, deben estar prestos a brindar su colaboración cuanto antes, si se los requiere.
- ¿Cuál es el balance general que hace IFES sobre la transparencia, la corrupción y la impunidad en el manejo de las estructuras de gobierno en las democracias de América Latina?
Una de las amenazas más serias para una democracia sana es la corrupción. Es un problema que ha existido durante siglos, y todas las sociedades tienen algún nivel de corrupción. En algunos contextos nacionales, la corrupción supone una grave amenaza para la democracia y la integridad electoral. Por esto, IFES trabaja de forma muy contextualizada, ya que cada país es diferente. En muchos lugares, estamos trabajando con autoridades del gobierno anfitrión, con los organismos anticorrupción, los órganos electorales, así como con organizaciones de la sociedad civil y con el poder judicial, para reducir el riesgo de que la corrupción afecte a las elecciones y socave los cimientos de la democracia. A menudo existe un fuerte vínculo entre el flujo de dinero ilícito en las campañas políticas y la elección de personas que luego sienten la obligación de retribuir favores a quienes proporcionaron el dinero. Frecuentemente, la corrupción no se mira de una manera holística y los problemas del Estado de derecho, cuestiones financieras y procesos electorales se consideran por separado. Por esta razón, IFES ha adoptado algunos métodos innovadores basados en un análisis y entendimiento profundo de este problema, para atacar la corrupción y su impacto sobre la democracia y las elecciones de una manera más amplia e integral, y creo que esto ha funcionado muy bien.
Anthony “Tony” Banbury se unió a la Fundación Internacional para los Sistemas Electorales, IFES, por sus siglas en inglés, como presidente y director ejecutivo (CEO) el 1. ° de noviembre del 2018.
Banbury inició su carrera en la ONU en 1988 como oficial de derechos humanos en los campos de refugiados camboyanos en Tailandia, para después servir en distintos puestos humanitarios, políticos y de derechos humanos en Asia, los Balcanes durante la Guerra en la Ex Yugoslavia y sede central de la ONU. se desempeñó como director regional de Asia para el programa mundial de alimentos de la ONU de 2003 hasta el 2009. Donde supervisó las operaciones de 14 países, incluyendo Afganistán y Corea del Norte. También dirigió la respuesta operativa al tsunami del Océano Indico y el ciclón Nargis en Myanmar.
Trabajó para la ONU durante 20 años en gran variedad de roles. Tanto en la sede de la ONU en Nueva York, como en sus oficinas en el extranjero. Desde el 2009 hasta 2016, se desempeñó como subsecretario general de Apoyo en el Exterior. En este cargo fue responsable por brindar soporte operativo a más de 30 misiones políticas y para el mantenimiento de la paz por la ONU alrededor del mundo. Con un presupuesto anual de $8 mil millones de dólares y más de 170,000 personas desplegadas. Durante su trabajo en la sede de la ONU, fue acreedor de un gran número de asignaciones especiales, provenientes del secretario general. Entre ellas, diseñar y dirigir la primera misión de salud de emergencia por la ONU en la historia, como respuesta a la crisis del Ébola en el Occidente de África en 2014. Diseño y estableció la Organización Conjunta para la Prohibición de Armas Químicas, para remover armas químicas en Siria (2013). Lidero esfuerzos para detener los asesinatos en masa y prevenir el genocidio en la República Central de África en 2014, y condujo la respuesta operativa al terremoto en Haití del 2010, el peor desastre humanitario en la historia moderna del hemisferio Occidental.
Anthony Banbury trabajó en el gobierno de los Estados Unidos como director y después como director principal de democracia, derechos humanos y operaciones internacionales en el Consejo Nacional de Seguridad (2000-2003) y asesor principal de Políticas en la Fuerza Especial de Trabajo de los Balcanes en el Departamento de Defensa (1998-2000).
Es miembro de la junta directiva del Centro por Impacto Público, y recibió un premio por su distinguido servicio en el 9/11 de parte del presidente de los Estados Unidos. La Palma de Bronce al Excepcional Servicio Cívico, premio por el secretario de defensa y Premio Alumni de Logro Distinguido por Tufts University.
Anthony Banbury tiene una maestría en Derecho y Diplomacia por parte de la facultad Fletcher School of Law and Diplomacy en Tufts University. Licenciatura en Relaciones Internacionales del Institut Universitaire de Hautes Etudes Internationales por la Universidad de Ginebra, y licenciatura en Ciencias Políticas por Tufts University. Habla en diversos grados francés, tailandés y camboyano. Vivió en el extranjero por más de 12 años en ocho países incluyendo África, Asia y Europa. Ha realizado visitas de trabajo a más de 70 países durante su carrera.