Lcda. Vanessa Santo Domingo-Cruz
El 20 de junio de 2020 se aprobó la Ley número 58 del 2020, conocida como el Código Electoral de Puerto Rico. Este código electoral generó controversia entre los partidos políticos ya que fue aprobado solo cinco meses antes de las elecciones generales en la Isla. La proximidad de su implementación al evento electoral suscitó debates y cuestionamientos sobre su impacto en el proceso democrático. Sin embargo, su enfoque principal es garantizar que los electores cuenten con herramientas inclusivas para ejercer su derecho al voto, promoviendo un sistema más accesible y adaptado a las necesidades de todos los ciudadanos.
La exposición de motivos de la Ley 58-2020 establece como uno de sus propósitos principales que El elector es el eje y protagonista del sistema electoral y debe serlo sin limitaciones ni condiciones procesales que irrazonablemente menoscaben, limiten o compliquen el ejercicio del voto y su derecho a ser aspirante o candidato a cualquier cargo electivo, siempre que cumpla con los requisitos constitucionales y los dispuestos en esta ley”. Este principio refleja un compromiso con la inclusión y la equidad en el sistema electoral, reconociendo que el derecho al sufragio debe ser universal y libre de barreras innecesarias.
Asimismo, el artículo II, sección 2 de la Constitución de Puerto Rico establece que Las leyes garantizarán la expresión de la voluntad del pueblo mediante el sufragio universal, igual, directo y secreto, y protegerán al ciudadano contra toda coacción en el ejercicio de la prerrogativa electoral. Esta disposición no solo garantiza el voto como un derecho fundamental, sino que también obliga a las autoridades a asegurar que todos los ciudadanos puedan ejercerlo en igualdad de condiciones.
La igualdad en el voto es un pilar fundamental de cualquier democracia moderna. A lo largo de la historia, los sistemas democráticos han evolucionado para incluir a aquellos que previamente habían sido marginados, como las mujeres, las personas con discapacidades y las minorías étnicas. Este proceso de inclusión no ocurre de manera automática; requiere voluntad política, legislación adecuada y una sociedad comprometida con la equidad.
En Puerto Rico, la búsqueda de esta igualdad implicó legislar para que la tecnología y otros mecanismos facilitaran el sufragio a personas con movilidad reducida, dificultades de acceso o condiciones sociales particulares. La pregunta clave es ¿cómo garantizar que las elecciones sean inclusivas y accesibles para todos?
Innovaciones tecnológicas en el sistema electoral
Uno de los logros más destacados del Código Electoral fue la implementación de una plataforma digital llamada eRE (Registro Electrónico de Electores). Esta herramienta permite a los ciudadanos realizar una variedad de transacciones electorales, como inscripciones, transferencias, reactivaciones e inactivaciones, directamente desde su computadora o dispositivo móvil. Además, ofrece una versión digital de la tarjeta de identificación electoral, lo que simplifica el proceso para aquellos que han extraviado su identificación física. Este avance tecnológico no solo agiliza los trámites, sino que también reduce sustancialmente la necesidad de que los electores se desplacen físicamente a las oficinas de la Comisión Estatal de Elecciones.
Desde el 2016, Puerto Rico ha liderado la integración de la tecnología en sus procesos electorales. Las máquinas de escrutinio electrónico que digitalizan y contabilizan las papeletas son un ejemplo de cómo la tecnología puede modernizar los procesos democráticos. Estas máquinas han sido fundamentales para ofrecer resultados más rápidos y precisos, pero también han generado nuevos retos, como la necesidad de capacitación técnica para los funcionarios y un esfuerzo adicional en la educación de los votantes.
Aunque estas máquinas hacen más eficiente el escrutinio, también han planteado preocupaciones sobre la privacidad y la transparencia. Es crucial que las innovaciones tecnológicas estén acompañadas de mecanismos de auditoría para garantizar que el voto electrónico respete los principios de secretividad y exactitud.
Voto adelantado: modalidades y organización
El Código Electoral introdujo varias modalidades de voto adelantado para facilitar la participación ciudadana. Estas incluyen el voto presencial adelantado, el voto a domicilio y el voto por correo. Cada una de estas opciones está diseñada para atender necesidades específicas y garantizar que ningún elector quede excluido del proceso democrático.
El proceso está gestionado por la Junta Administrativa de Voto Ausente y Adelantado (JAVAA), que opera bajo la supervisión de la Comisión Estatal de Elecciones. Esta junta incluye representantes de todos los partidos políticos principales, lo que garantiza el balance y la transparencia, tomando en consideración que la Comisión es una organización que opera en la desconfianza. Su responsabilidad incluye revisar las solicitudes, coordinar la logística y garantizar que los votos adelantados sean contados de manera certera.
Voto por correo
El voto por correo es una de las modalidades más populares, aunque también la más controversial. Permite a los electores emitir su voto desde la comodidad de sus hogares, eliminando barreras de acceso como la distancia geográfica o las limitaciones físicas. Sin embargo, su implementación ha generado debates sobre la seguridad y la transparencia del proceso. Al no ser observado por una junta de balance, algunos partidos políticos han implementado estrategias de movilización para garantizar la participación de sus afiliados.
En las elecciones de 2020 y 2024, el Partido Nuevo Progresista atribuyó gran parte de sus victorias al éxito de sus estrategias de movilización en el voto por correo. Esto refleja la importancia de una planificación eficaz en las campañas electorales por parte de los partidos políticos, así como la necesidad de establecer controles que aseguren la integridad del proceso.
Para garantizar la seguridad del voto por correo, la Comisión Estatal de Elecciones envía las papeletas por correo certificado, acompañadas de un sobre predirigido para incluir la identificación electoral, además de un sobre ciego para garantizar la confidencialidad del voto. Este procedimiento asegura que el sufragio sea secreto y que las papeletas puedan ser contadas de manera objetiva y transparente.
Voto a domicilio
El voto a domicilio está diseñado para atender las necesidades de los electores con movilidad reducida, mayores de 80 años o cuidadores únicos de personas encamadas o menores de 14 años. Esta modalidad representa un esfuerzo significativo para garantizar que los ciudadanos más vulnerables puedan ejercer su derecho al voto.
Durante las elecciones de 2020, cuando la pandemia de COVID-19 impuso restricciones adicionales, aproximadamente 105,000 electores utilizaron esta modalidad. Este proceso implicó la formación de unas 2,997 juntas de balance que visitaron los hogares de los electores para garantizar que pudieran emitir su voto. Este esfuerzo logístico demostró que, con la voluntad política adecuada, es posible superar obstáculos aparentemente insuperables.
En comparación, las elecciones de 2024 vieron una disminución en las solicitudes de voto a domicilio, con aproximadamente 64,000 electores optando por esta modalidad frente a 145,000 que eligieron el voto por correo. Este cambio refleja una preferencia creciente por métodos de votación más simplificados.
Voto presencial adelantado
El voto presencial adelantado es otra opción que permite a los electores emitir su voto antes del día de las elecciones en centros designados. Aunque menos popular que las modalidades a domicilio o por correo, esta opción ofrece una alternativa valiosa para aquellos que prefieren votar en persona, pero enfrentan conflictos de horario el día del evento electoral.
Accesibilidad en los centros de votación
La accesibilidad en los centros de votación es esencial para garantizar que todos los ciudadanos puedan ejercer su derecho al voto sin barreras. El Código Electoral exige que todos los centros cuenten con rampas de fácil acceso, estacionamiento para personas con impedimentos y un colegio de fácil acceso. Este colegio está diseñado para atender las necesidades específicas de los electores con limitaciones físicas o barreras de movilidad. Además, debe incluir casetas adaptadas, plantillas en braille, lupas y un teléfono de votación para quienes lo soliciten.
Estas medidas no solo cumplen con los estándares internacionales de accesibilidad, sino que también reflejan un compromiso con la inclusión y el respeto a los derechos de todos los ciudadanos, independientemente de sus capacidades físicas. La importancia de estas adaptaciones radica en que permiten a los electores con discapacidad participar plenamente en el proceso democrático, fortaleciendo así la legitimidad de los resultados electorales.
Desafíos y oportunidades
A pesar de los avances logrados, el sistema electoral de Puerto Rico enfrenta desafíos significativos. Uno de los principales es garantizar la confianza del electorado en el proceso. Esto requiere no solo medidas técnicas, sino también una comunicación clara y efectiva, que informe a los ciudadanos sobre sus opciones y los mecanismos que existen para proteger su voto.
Además, la capacitación de los funcionarios electorales es esencial para garantizar que comprendan y puedan implementar correctamente las innovaciones introducidas por el Código Electoral. Sin este componente humano, incluso las tecnologías más avanzadas pueden fallar. También es necesario abordar las preocupaciones sobre posibles irregularidades en el voto por correo y otros métodos no presenciales.
Hacia una democracia más inclusiva
La democracia exige la utilización de todas las herramientas disponibles para garantizar que el derecho al voto sea real, accesible y significativo. Esto implica no solo la incorporación de tecnologías modernas, sino también la creación de espacios inclusivos y procesos que brinden confianza y transparencia. Un sistema electoral efectivo debe asegurar que cada voto sea secreto, contado y valorado.
En resumen, el Código Electoral de Puerto Rico ha dado pasos importantes hacia una mayor inclusión y accesibilidad, pero el compromiso con la igualdad en el sufragio debe ser continuo. La confianza del electorado y la participación plena son esenciales para fortalecer nuestra democracia. Cada avance, por pequeño que parezca, contribuye al objetivo final de una sociedad verdaderamente equitativa e inclusiva.
El futuro de las elecciones inclusivas
El avance hacia un voto más inclusivo no termina con las iniciativas actuales; debe ser un esfuerzo continuo que evolucione junto con la sociedad. La implementación de tecnologías emergentes, como el voto electrónico seguro y la inteligencia artificial para simplificar procesos, podría transformar la manera en que se llevan a cabo las elecciones en Puerto Rico y en cualquier parte del mundo. Sin embargo, la adopción de estas herramientas debe ir acompañada de una evaluación constante de su impacto en la equidad, la accesibilidad y la confianza pública.
Las generaciones futuras jugarán un papel esencial en este proceso. Los jóvenes de hoy, como votantes, candidatos y líderes, serán quienes definan cómo la tecnología y la legislación se combinan para garantizar que todos los ciudadanos tengan una voz en la democracia. Puerto Rico tiene la oportunidad de posicionarse como un líder en inclusión electoral, demostrando que un sistema verdaderamente equitativo no solo es posible, sino también necesario para fortalecer la democracia en el siglo XXI.