Se iniciaba la década de los 90 y con ella la nueva era democrática del país, tras 22 años de dictadura militar. Fue necesaria una reingeniería total de la institución que, llamado a custodiar la democracia, se hizo cómplice, como en todo régimen autoritario, de uno de los más escandalosos fraudes electorales que registra la historia del país. Se trata del Tribunal Electoral, que luego de la invasión estadounidense a Panamá, en diciembre de 1989, con la cual se defenestra la dictadura, sufre una profunda transformación con la renovación de sus magistrados y el reto de reconstruir el sistema electoral panameño. De esta nueva estructura forma parte, Eduardo Valdés Escoffery, como uno de los primeros magistrados de la incipiente era democrática. Desde aquel momento, Valdés Escoffery ha dedicado gran parte de su vida a fortalecer la democracia en Panamá.

 

Graduado del Colegio La Salle y licenciado en Derecho en Ciencias Políticas por la Universidad de Panamá en 1964, Valdés Escoffery se involucró desde temprano en el ámbito profesional. Trabajó junto a su padre, Eduardo Valdés Guardia, en diversas tareas legales, como pasante y realizando mensajería en notarías y oficinas públicas.

 

Becado por la OEA, se especializó en Economía en México. A su regreso a Panamá, trabajó en la Dirección General de Planificación de la Presidencia, contribuyendo al desarrollo económico del país. Posteriormente, se dedicó al servicio privado, y en 1983, fundó su propio bufete de abogados junto a su padre, antes de asociarse con otros colegas.

Además de su carrera como abogado y empresario, Valdés Escoffery se unió como voluntario al Patronato Nacional de la Juventud Rural Panameña (PANAJURU). Esta organización lideraba proyectos sociales y de capacitación para promover la agricultura y el desarrollo rural en la juventud panameña de escasos recursos. Junto a otros empresarios, buscaba brindarles oportunidades en sus áreas de origen para evitar la migración hacia la ciudad y combatir la desnutrición.

 

¿Cómo llegó al Tribunal Electoral?

Después de la invasión, los partidos políticos buscaron recomendaciones para integrar el nuevo Pleno del Tribunal Electoral. Valdés Escoffery fue recomendado por el partido MOLIRENA, aunque no estaba inscrito en él, ya que su compromiso era con PANAJURU.

Constitucionalmente, el Tribunal Electoral de Panamá se compone de tres magistrados que deben reunir los mismos requisitos para ser magistrados de la Corte Suprema de Justicia, y desde 1990, son designados de forma escalonada, pero por igual periodo de 10 años establecido en 1983[1]. Sus nombramientos corresponden uno por el Órgano Legislativo, otro por el Órgano Ejecutivo y el tercero a la Corte Suprema de Justicia. Es este último órgano es el que selecciona a Valdés como magistrado el 1 de junio de 1990, marcando así el inicio de su trayectoria en el fortalecimiento de la democracia panameña.

En este nuevo ciclo, lo acompañan como magistrados, Dennis Allen Frías, designado por el Ejecutivo; y Guillermo Márquez Amado, por el Órgano Legislativo.

La misma norma constitucional dispone que el Tribunal Electoral “interpretará y aplicará privativamente la ley electoral” con jurisdicción en toda la República. Además, le asigna las funciones propias del registro civil, cedulación y organización de las fases del proceso electoral.

La invasión estadounidense de 1989 desencadenó una profunda reestructuración de las instituciones panameñas, incluyendo el Tribunal Electoral.

Recordando aquellos días, Valdés Escoffery describe como, en medio de un clima de incertidumbre y país en recuperación de los efectos de la invasión, asumió sus funciones. Acompañado por el magistrado presidente de la Corte, Carlos Lucas López, tomó posesión de su cargo en un acto significativo para él y que inició un nuevo capítulo en la historia del Tribunal Electoral.

Nos narra que fue una experiencia muy importante; “Mis colegas entraron a finales de agosto, “pero yo fui el primero en empezar, todavía estaban los otros dos magistrados que no habían renunciado”, advierte.  

 

Institución con “menos cero” de credibilidad

 

El magistrado Valdés Escoffery, junto a sus otros dos colegas, tuvieron que enrumbar en una institución con una imagen debilitada.

 

A partir de ese momento, les correspondió llevar adelante la reconstrucción de la democracia del país, asegura Yara Campo, quien ha ocupado diversos cargos en el Tribunal Electoral y que actualmente es magistrada suplente y directora ejecutiva. Conoce y viene trabajando junto al magistrado Valdés, desde sus inicios en esta institución. Ha sido testigo del trabajo que Valdés ha desarrollado desde junio de 1990. “Cuando el magistrado llegó al Tribunal, tuvo el enfoque, la visión para poder reconstruir una institución que no tenía ni siquiera materiales para trabajar y que venía de una elección declarada en principio nula y que debía reorganizar inmediatamente una elección parcial al año siguiente”, sostuvo.

 

¿Qué pasos se dieron para emprender la reconstrucción?

 

El abogado Denis Allen, también magistrado en la nueva era del Tribunal Electoral y que conoció de cerca la labor de su colega Valdés Escoffery, lo considera un referente para la democracia electoral panameña, y que, además, ha tenido una proyección nacional e internacional muy importante.

 

 

El magistrado Valdés, según Allen, “representa una generación de trabajo y esfuerzo que cambió el sentido histórico de esta institución. Ha recorrido un largo sendero en su vida, contribuyendo, desde el año 90, a hacerlo resurgir como el Ave Fénix”.

 

 

Narra que cuando él y el nuevo magistrado, Guillermo Márquez Amado, entraron al Tribunal, en el año 90, la estrategia fue dividirse por áreas. Así se convirtieron en un cuerpo colegiado y, específicamente, al magistrado Valdés asumió el área de tecnología. “Él venía con muchas ideas revolucionarias e innovadoras y quería romper el paradigma en la institución, de los funcionarios públicos con resistencia al cambio”.

 

Se metió de lleno, con todo el empeño y, de dos máquinas de escribir y una computadora escondida que había en la institución, fue trabajando poco a poco, haciendo convenios, acuerdos, buscando asesorías internacionales, recursos con el gobierno de turno, y se lanzó a una aventura muy hermosa para llegar a lo que es hoy en día”, manifestó, emocionado por los recuerdos, Allen Frías.

 

Valdés describe esos inicios como momentos de frustración, porque “era una pesadilla; todos se quejaban de que lo que teníamos no funcionaba; todos los días había un nivel de insatisfacción del servicio, que a toda costa teníamos que modernizar. Esa situación de insatisfacción dio pie a que se iniciara con la modernización de la institución”.

 

En esa época, recibieron ayuda técnica de organizaciones como el Centro de Asesoría y Promoción Electoral, (CAPEL), un programa especializado del Instituto Interamericano de Derechos Humanos (IIDH) y también de organismos electorales internacionales de Costa Rica, Uruguay, Chile y Nicaragua.  “Pusieron a nuestra disposición los mejores técnicos de cada organismo”, resalta.

 

Primera prueba de fuego

Daniel Zovatto, reconocido consultor electoral, es testigo de la larga y destacada trayectoria de Eduardo Valdés Escoffery en el ámbito electoral panameño, considerándolo el «decano de la familia electoral latinoamericana».

En 1991, Zovatto estaba al frente del CAPEL, cuando el Tribunal Electoral de Panamá le solicitó, a este organismo asistencia técnica para organizar uno de los primeros retos electorales que tendría la entidad electoral panameña: uno de ellos fue la organización de las elecciones parciales.

Valdés, quien asumió como magistrado presidente en 1991, enfrentó desde inicio, junto a sus colegas, grandes desafíos, como la organización de elecciones parciales en menos de un año y el referéndum para reformar la Constitución y eliminar el ejército, en 1992.

Estos eventos, según Valdés Escoffery, fortalecieron la credibilidad del Tribunal Electoral. El verdadero examen llegó en 1994 con las elecciones generales, donde la transparencia del proceso quedó demostrada, con los resultados imparciales y transparentes que se dieron a conocer. Valdés Escoffery enfatiza que la imparcialidad y la garantía de un sufragio libre son los pilares fundamentales del trabajo del Tribunal Electoral.

 

Etapa más difícil 

 

En el 2004 Eduardo Valdés Escoffery continuaba como presidente del TE. Faltaba pocos meses para la Elección General de ese año, la segunda de la nueva era democrática del país, cuando surge una prueba inesperada.

 

Valdés Escoffery cuenta que, en octubre del 2002, dos años antes de la Elección del 2004, se descubrió, en una mudanza de un proveedor de la institución que había unas cajas con unas cédulas sin personalizar que el Tribunal había rechazado porque no cumplían con las especificaciones. El proveedor debió destruirlas, pero no lo hizo, sino que las dejó guardadas, y entonces empezó la especulación de que venía un fraude, con 20 mil cédulas.

 

En muy pocas semanas el ambiente de que venía un fraude, a través de cédulas para el 2004, “nos cayó como una manta negra tenebrosa a los magistrados del TE, y ante la falta de confianza en la cédula nueva con el diseño del Canal de Panamá, tuvimos que tomar la decisión de reemplazar la cédula, de ese modelo llevábamos más de 700 mil cédulas emitidas”.

 

Se decidió entonces diseñar un plan para reemplazar las cédulas del Canal por un nuevo modelo y emitir más de 700 mil cédulas sin el proveedor, con otro diseño, para luego entregárselas a los usuarios. En menos de cuatro meses debían hacerlo, por lo que se decidieron que, en vez de que las personas vinieran a las oficinas, enviarlas a cada distrito del país y llamarlas para que fueran a retirarlas a los parques más cercanos.

 

“Las elecciones serían en mayo del 2004; la gente sacaba número, y decía:  Lalo tú no podrás hacer eso, aunque trabajes 24 horas no te da el tiempo.  La gente hacía apuesta, eso no se va a poder hacer, pero al final se hizo en cuatro meses”, manifestó. 

 

 

Cuatro periodos consecutivos al frente del PLAGEL

 

Eduardo Valdés Escoffery ha sido una figura clave en la consolidación del sistema electoral panameño desde la década de 1990. Su trayectoria, de dedicación incansable y profundo compromiso con la democracia, lo ha convertido en un referente indiscutible en el Tribunal Electoral de Panamá.

 

Valdés Escoffery ha sido tanto testigo como protagonista de los principales procesos electorales del país, contribuyendo significativamente a la construcción de un sistema electoral transparente y confiable. De su carrera por el Tribunal Electoral, destacan la elección parcial de 1991, el referéndum de 1992, la elección general de 1994, el referéndum sobre la reelección de 1998, y las elecciones generales de 1999, 2004, 2009, 2014, 2019 y 2024, así como el referéndum del Canal de Panamá en 2006.

 

Su liderazgo ha sido fundamental no solo en la creación del Cuerpo de Delegados Electorales, sino también en la continuidad y ejecución del Plan General de Elecciones (Plagel). Este plan, una de las innovaciones más significativas del Tribunal Electoral tras el inicio de la nueva era democrática, se instauró para el referéndum de la Reforma Constitucional en 1992, con el objetivo de planificar y ejecutar dicho proceso. Inicialmente, su dirección estuvo a cargo del magistrado Denis Allen.

 

Con el tiempo, y por mandato del Tribunal Electoral, el PLAGEL se consolidó como una herramienta esencial para la planificación y ejecución efectiva y transparente de los procesos electorales en el país. En los últimos cuatro ciclos electorales —2009, 2014, 2019 y 2024—, Valdés Escoffery ha liderado este Plan, garantizando la integridad de los comicios en Panamá.

 

Osman Valdés, director de Organización Electoral y coordinador del PLAGEL, subraya el impacto de Valdés Escoffery en el Tribunal, destacando que “su dinamismo, planificación, visión de trabajo y organización han permitido que el Plagel se desarrolle sin contratiempos, de manera anticipada y adecuada”.

 

Referente histórico e intelectual

 

La trayectoria de Valdés Escoffery, con más de tres décadas de experiencia en procesos electorales en Panamá, lo ha consolidado como un referente histórico en el ámbito del derecho electoral y la democracia. Ha contribuido al intercambio de experiencias y al fortalecimiento de organismos electorales internacionales, brindando información, cooperación y consulta en materia electoral. Además, ha compartido sus conocimientos como expositor y conferencista en eventos de relevancia nacional e internacional.

 

Gracias a su esfuerzo y dedicación, Panamá cuenta con un referente significativo en el ámbito del proceso y derecho electoral. A lo largo de su carrera, ha publicado más de una docena de obras en este campo, entre las que destacan: Anatomía del Tribunal Electoral: ¿para qué?, El Contencioso y la Jurisprudencia Electoral en Panamá, El Control Jurídico sobre la Justicia Electoral, Financiamiento Político en Panamá, y su obra insigne, Acontecer Electoral Panameño, Tomo I y II.

Colegas y expertos coinciden en destacar la capacidad de Valdés Escoffery para enfrentar los desafíos de un cargo tan demandante, así como su habilidad para generar confianza en la institución. Su compromiso, pasión y resiliencia lo han convertido en una figura de reconocida trayectoria y pilar fundamental en el TE, contribuyendo a fortalecer la democracia panameña.

 

[1] A partir de su creación en 1956, los períodos en el Tribunal Electoral eran por 12 años; luego en 1972 se reducen a 7.