La narrativa de la historia política de Panamá incluye un antes y después (1991-2021) del Cuerpo de Delegados Electorales (CDE), una casta de hombres y mujeres visionarios, con 30 años de trabajo voluntario por el rescate y fortalecimiento de la democracia.

Los aproximadamente 900 delegados electorales -en todo el país- representan a los magistrados del Tribunal Electoral (TE) ante los gobernadores, alcaldes, corregidores y la Fuerza Pública en la tarea de vigilar, garantizar la paz, el orden, la seguridad y transparencia en los eventos electorales.

El organismo fue creado mediante el Decreto 2 del 10 de enero de 1991, emitido por el Tribunal Electoral y, posteriormente, elevado a rango de ley en 1992.

Evolución

El primer presidente del CDE (1991-1993), Roberto Lombana, indica que en 1990, luego de la invasión estadounidense que derrocó la dictadura militar del general Manuel Antonio Noriega, había mucha desconfianza en la Fuerza Pública y en el Tribunal Electoral.

Para la creación de los delegados electorales, Panamá recibió apoyo y asesoría de Costa Rica, país que había implementado con éxito esta figura desde 1948.

A principio de la década de 1990, los tres magistrados del Tribunal Electoral, Eduardo Valdés Escoffery, Dennis Allen y Guillermo Márquez Amado, lograron una reunión con el presidente tico Rafael Ángel Calderón Fournier para solicitarle que compartiera con el presidente panameño, Guillermo Endara Galimany, su experiencia con los delegados electorales costarricenses.

Necesitábamos ese endoso para darle confianza a nuestro presidente en la creación de tan innovadora idea en Panamá, pues existía alguna resistencia de darle rango de ley a un grupo de personas que serían voluntarias para mediar en la política partidista panameña”, recordó el magistrado Valdés Escoffery.

El presidente Guillermo Endara y la Asamblea Legislativa, en la que predominaba una pléyade de legisladores del Partido Demócrata Cristiano (PDC), prestaron todo su apoyo y convirtieron al CDE en ley de la República.

Templados como el acero

La prueba de fuego del grupo fue el 27 de enero de 1991 en corregimientos y circuitos que, por motivos del fraude electoral de mayo de 1989, que despojó a Guillermo Endara de una clara victoria, no tuvieron resultados.

Se reunió a jóvenes –entre 18 y 23 años– pertenecientes al Patronato de la Juventud Rural (Panajuru), miembros de clubes cívicos, centrales obreros y panameños comprometidos a que actuarán como observadores.

La convocatoria resultó un éxito, y rápidamente los delegados electorales recibieron la aceptación de la ciudadanía y de los partidos políticos, que en ese momento histórico de posinvasión reorganizaban sus filas.

A partir de enero de 1991, aquellos hombres y mujeres de chaleco azul con borde amarillo, gorra y logo del Tribunal Electoral, fueron garantía de la pureza electoral en el Referéndum de 1992, Elecciones Generales de 1994 (ganador Ernesto Pérez Balladares), Referéndum de 1998; Elecciones de 1999 (Mireya Moscoso); comicios de 2004 (Martín Torrijos); Referéndum de 2006, Elecciones de 2009 (Ricardo Martinelli); Elecciones de 2014 (Juan Carlos Varela) y las votaciones de 2019 (Laurentino Cortizo).

El prestigio ganado como “amigables componedores” los ha llevado a participar en actividades internas de los partidos políticos: primarias, directorios, juntas directivas y debates presidenciales.

En múltiples ocasiones han arriesgado sus vidas para lograr que los eventos electorales se desarrollen en plena paz y respeto de los derechos ciudadanos de elegir y ser elegidos.

Organización

Es digno reconocer los grandes aportes y sacrificios de los expresidentes del CDE:  Roberto Lombana (1991-1993); Manning Suárez (1993-1994); Juan Francisco De la Guardia (1994-1995); Flavio Méndez (1996-1997); Rosina Ciniglio (2004) y Fausto Fernández (1998- a la fecha).

EL CDE es un grupo dinámico y profesional, con una mística cimentada en el voluntariado, compromiso, transparencia e imparcialidad.

Los requisitos para pertenecer a esta organización son: ser panameño mayor de 18 años de edad, no haber sido condenado por delito común o electoral, no pertenecer a ningún partido político, en formación o legalmente constituido.

Reciben apoyo de una oficina administrativa de enlace del Tribunal Electoral, en la sede central de Ancón. Se les asigna un presupuesto anual de funcionamiento y también reciben apoyo de las direcciones regionales de Organización Electoral para sus reuniones provinciales.

Capacitación

El CDE está dirigido por una junta directiva de nueve miembros, además de una junta consultiva y otra ampliada por directores provinciales, que se encargan de organizar los respectivos equipos.

Reciben capacitación en mediación, valores, primeros auxilios, educación cívica,  legislación electoral y hay propuestas para hacer un diplomado de actualización en materia electoral.

Después de los eventos electorales, el presidente Fausto Fernández se reúne con los delegados electorales de todas las provincias para agradecer y hacer una evaluación del trabajo realizado.

Superación permanente

Si algo caracteriza a los delegados electorales es su espíritu de superación, su creatividad y deseos de mejorar su metodología de trabajo.

El médico Sebastián Peralta, coordinador provincial de Herrera, con 21 años de experiencia, le gusta prevenir conflictos y dar soluciones a situaciones imprevistas.

Durante las elecciones generales, Peralta confecciona un listado con los nombres de los policías de la provincia de Herrera y de las mesas en las que trabajarán.

Esto le permite tener un contacto directo con cada uno de ellos en caso de que requiera de sus servicios y así se evita tener que viajar a zonas lejanas para hablar con ellos. Ahorra tiempo, esfuerzo y gasolina.

La abogada Maruquel Arosemena Velasco, delegada electoral de la provincia de Los Santos, residente en Las Tablas, recomienda profundizar en la educación cívica electoral para que las nuevas generaciones conozcan la historia política de Panamá y la evolución positiva que ha tenido la democracia en los últimos 30 años.

Es necesario, agrega, organizar un diplomado sobre el valor de la nacionalidad, del sufragio, de la tolerancia y la convivencia pacífica. “Sería hermoso que los delegados electorales seamos profesores en la comunidad”.

Según ella, hace falta mucha docencia para que los candidatos y electores sepan que la democracia es un estilo de vida, que necesita de mantenimiento y permanente capacitación.

La dinastía De León

Si algo caracteriza al santeño Luis De León es que le pone amor a todo lo que hace. Es un consagrado almacenista de medicamentos de la Caja de Seguro Social (CSS) de la ciudad de Las Tablas, provincia de Los Santos, y tiene 27 años como delegado electoral.  Ambas tareas las hace con estricto apego a la ética y al respeto de los derechos del ciudadano.

Siguió los pasos de su padre, del mismo nombre, quien trabajó con Justicia y Paz como observador de la Iglesia Católica en los eventos electorales.

Él recomienda que no se cambien las reglas del juego cuando solo falta una semana para las votaciones. “Después que nos dan la capacitación, anuncian cambios y nos echan todo por tierra”, afirmó.

“Buscamos  jóvenes para formarlos, que no tengan vinculaciones políticas y que no busquen refugiarse en los delegados electorales para buscar un trabajo”, destacó De León.

La familia De León constituye una dinastía de los delegados electorales en la provincia de Los Santos: Luis De León padre, Luis De León hijo,  Luis De León III, Edith Aparicio de De León y el benjamín Adonis De León, de 19 años, quien hizo trabajo comunitario como delegado en 2019.

 

Exsacerdote y fisioterapista

Si algo caracteriza al CDE es la variedad de profesiones de los integrantes de este selecto grupo. Hay médicos, deportistas, educadores, ingenieros, abogados, empresarios y hasta exsacerdotes.

El coordinador provincial de Coclé, Enry Franco, es un caso curioso de voluntariado. “Yo antes era sacerdote en el monasterio de Monte Fresco, en Cerro Azul. Siempre me ha gustado ayudar a la gente y por eso disfruto mucho mi trabajo como delegado electoral”, anotó.

Enry ha sido galardonado con la medalla de Maestro Excelencia de la Zona, Excelencia en Trabajo Ad honoren por haber sido fundador en 1998 de la escuela La Culebra, de las Huacas de Quije, perteneciente al distrito de Natá, provincia de Coclé.

El plantel se inició con 28 estudiantes, jóvenes y adultos, de una población analfabeta.  El proyecto costó B/200, con autoayuda y cooperación de la comunidad. También les consiguió letrinas y los llevó a Nutre Hogar.

Su vocación de docente era tan grande que dictó clases por dos años a Jaime, un estudiante que sufría de insuficiencia renal crónica. Franco salía a la 1:30 p.m. de dar clases en la Escuela Victoriano Lorenzo, de Puerto El Gago, pasaba a recoger a su pupilo para llevarlo a terapia al Hospital Aquilino Tejeira de Penonomé.

“Mi orgullo más grande es que mi hija Maylene Yelissa Franco Matos cumplió 18 años en enero de 2018 y quiere seguir mis pasos como delegado electoral”, expresó este gigante del voluntariado social y político.

Persiste el “juega vivo”

Un delegado electoral que no permite que nadie “le robe la base” es Javier De Gracia, expelotero de la Selección de Béisbol de la provincia de Herrera. Los aficionados todavía recuerdan “los vuelacercas” del robusto primera base. La pelota parecía una bolita de alcanfor cuando se “llevaba la cerca” del legendario estadio Rico Cedeño.

Javier, bachiller en agronomía, representó a Panamá en Costa Rica, por ser el delegado electoral de Herrera más representativo, honorable y confiable.

Según él, los delegados electorales se han ganado el respeto de la ciudadanía, pero todavía persiste el “juega vivo”. A su juicio, falta más docencia, dedicarle más tiempo a la educación cívica.

Entre sus recomendaciones están: establecer más centros de votación, lograr más apoyo de las autoridades, crear más conciencia entre los electores sobre la libertad y pureza del sufragio y más protección a los delegados.

Modelo a imitar

Ricardo Husband, coordinador de la provincia de Colón, es partidario de darle capacitación a los políticos para que conozcan las funciones de los delegados electorales.

“Que no nos vean como enemigos. Hacer bien el trabajo nos beneficia a todos”, expresó.

Para él, trabajar en familia es una gran satisfacción y constituye una oportunidad de compartir experiencias, que serán muy útiles a la hora del relevo generacional.

Y vaya que su buen ejemplo le ha ganado seguidores entre sus familiares.

Juan Federico Monterrey Martín, coordinador de San Miguelito y con 28 años de militancia, menciona a compañeros que han dado grandes aportes al desarrollo del CDE: Manuel Corredera, Celedonio Durán, Ricardo Mastellari, Fernando Duque y Stanley Heckadon.

A su juicio, San Miguelito es un importante bastión político, en el que convergen ciudadanos de los distintos estratos sociales.

Monterrey considera que en esta populosa región se está dando un avivamiento político entre los jóvenes, que comienzan a participar con mayor motivación en la actividad política. Citó el caso del diputado Juan Diego Vásquez.

Promoción de valores democráticos

Ricardo Joaquín Flores, ingeniero industrial de 60 años, tiene 23 años de ser delegado electoral. Actualmente es el coordinador de la ciudad de Panamá. Le ha tocado la responsabilidad de dirigir a más de 250 delegados y garantizar la pureza del sufragio en los circuitos con la mayor cantidad de electores (8-7, 8-9, 8-8 y 8-10).  Se apoya en los delegados circuitales.

Flores admite que en los últimos 30 años se ha consolidado la democracia en Panamá; no obstante, el perfeccionamiento de los procesos es una tarea permanente. “Hemos recibido mucho apoyo de los magistrados del Tribunal Electoral y de los partidos políticos”, afirmó.

Aboga por intensificar la educación cívica y política en las escuelas primarias, para que desde muy pequeños los estudiantes tengan conciencia de la importancia de los valores de la democracia, la nacionalidad y la transparencia en los procesos electorales.

También recomienda una mayor regulación en el voto asistido con el fin de garantizar que los acompañantes de estas personas, que no están en capacidad de ejercer el sufragio por motivo de enfermedad o cualquier otro impedimento, sean de entera confianza. Esto evita que  personas aprovechen esta coyuntura para sacar ventajas y favorecer sus intereses políticos.

El presidente del CDE es el ingeniero Fausto Fernández, un líder 24/7, que se ha ganado el aprecio de sus compañeros y la admiración de la sociedad por su responsabilidad, creatividad, emprendimiento y compromiso con la democracia.

La máxima satisfacción de Fernández y de su equipo de trabajo es dejarle a las nuevas generaciones un sistema electoral creíble, que permita escoger, con plenos derechos democráticos,  a las personas que dirigirán los destinos de la Nación cada cinco años.